Después de un largo recorrido por las semanas de la moda — desde Copenhague hasta Milán — finalmente llegamos a París, donde algunas de las marcas más icónicas están presentando sus nuevas colecciones. Uno de los desfiles más esperados fue el de Saint Laurent.

Muchos directores creativos modernos se alejan de la estética original de sus casas de moda, tratando de mostrar su propia visión, lo que no siempre resulta exitoso. Sin embargo, Anthony Vaccarello, que lleva más de ocho años al frente de Saint Laurent, se esfuerza por preservar cuidadosamente el legado de Yves Saint Laurent. Esto fue evidente en la colección FW24, donde utilizó los famosos vestidos “desnudos” de 1968. En la temporada SS25, Vaccarello rindió homenaje al estilo personal del fundador de la marca.

El desfile comenzó con trajes masculinos y voluminosos: las modelos caminaron con chaquetas cruzadas de hombros afilados, pantalones anchos estilo palazzo y camisas a rayas, combinadas con corbatas llamativas. Algunos looks se complementaron con elegantes gabardinas largas, chaquetas de cuero y bombers. La paleta de colores de la primera parte del espectáculo consistía en tonos tierra, grises, azules y burdeos. A través de estos looks precisos pero femeninos, Vaccarello enfatizó la libertad e independencia de las mujeres modernas.

“Ninguna otra casa de moda está tan asociada con el arquetipo femenino como Saint Laurent. La mujer Saint Laurent no solo es idealizada, sino que también abraza sus inclinaciones más oscuras, su deseo de riesgo y placer”, comentó Vaccarello en las notas del desfile.

La segunda parte de la colección se inspiró en las influencias marroquíes que Yves Saint Laurent incorporó a menudo en sus diseños. Para el fundador de la marca, África tenía un significado profundo: allí nació y pasó sus últimos días.

Anthony Vaccarello rindió homenaje a esto con piezas que presentaban acentos de colores vibrantes: chaquetas de brocado, minifaldas de terciopelo con drapeado y encaje, blusas transparentes con cuellos altos y jabot, así como minivestidos brillantes de Lurex. Cada look brillaba en tonos verdes, morados, rosados y azules, rindiendo homenaje a las influencias marroquíes que Yves Saint Laurent apreciaba profundamente.

Esta colección no solo reflejó la independencia y fortaleza de la mujer, sino que también preservó las raíces estéticas de la marca, inspirándose en el estilo personal único de su fundador.